EL GRAN MONARCA SOLO PUEDE SER EL ACTUAL REY DE ESPAÑA FELIPE VI. Libro cuarto (El Secreto de las Estrellas) parte 1ª

 

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LA GRAN TRIBULACIÓN HABÍA COMENZADO

Libro cuarto (El Secreto de las Estrellas) parte 1ª

 

Nota de José de ESE en relación con el Gran Monarca.

(El Secreto de las Estrellas) fue publicado en noviembre del 2015. Este es un extracto de ese libro de más de 500 páginas que pueden encontrar solo en Amazon, en este enlace.

https://www.amazon.es/Secreto-las-Estrellas-Mesi%C3%A1nicas-Armaged%C3%B3n-ebook/dp/B018ZZ2AAO/ref=sr_1_4?__mk_es_ES=%C3%85M%C3%85%C5%BD%C3%95%C3%91&crid=3AYNKR2TBQFF8&keywords=el+secreto+de+las+estrellas&qid=1685258687&sprefix=el+secreto+de+las+estrellas%2Caps%2C105&sr=8-4

Parte primera del resumen gratuito.

Extracto del cuarto libro cuando entra en escena el Gran monarca y el Papa Pedro el Romano. Parte 1.

 

La conferencia de seguridad mundial debatió por días lo sucedido en Bruselas. El armamento utilizado en el atentado contra Emanuel Khan, (el anticristo), era prácticamente indetectable. Armas plásticas manufacturadas con tecnología de impresoras en tres dimensiones.

Otros mostraron páginas de Internet donde un estudiante de quince años enseñaba a fabricar artefactos de fusión atómica.

-La tecnología está al alcance de todos – explicaba un cronista apoyado por imágenes – Pero no es lo peor, es la libertad de información la que provoca esto. Internet debe estar restringido en términos de derechos de publicación. Solamente la prensa puede editar periódicos y solo los canales de televisión dan noticias. Este mismo concepto debe ser aplicado-.

La medida se aplicó sin demoras y millones de blogs y páginas web donde se opinaba sobre el acontecer nacional o mundial, fueron cerradas. Las únicas páginas privadas que se aceptaron fueron las comerciales incluyendo la pornografía. A los computadores personales solo se podría entrar si se pasaba el chip por un lector que se incorporaba a partir de esa fecha. Solo podían acceder a la prensa establecida, a lugares gubernamentales, comerciales y religiosos, pero estos últimos siempre llevaban a la Iglesia Universal.

Las redes sociales eran la mejor manera de conocer a las personas. Los usuarios contaban sus vidas y mostraban a sus familias en portada. Se ufanaban de su trabajo y compartían sus pasatiempos. Pero de ellas se restringió cualquier usuario que publicara contra el sistema. Se le bloqueaba primero por una semana y si persistía se le eliminaba para siempre. Obviamente la eliminación llegaba acompañada por la visita de agentes de la ley para levantar un sumario por sedición o algo peor. De ser culpable se le sometía a juicios sumarios y se le enviaba a campos de adoctrinamiento o a prisiones comunes.

El grupo criminal cristiano autodenominado Templarios fue declarado fuera de la ley a nivel mundial. Cualquier país que atrapara uno de ellos debía extraditarlo a Europa donde serían recluidos de la misma manera que antes se hizo con los islamistas en Guantánamo y otros lugares. Pero con una diferencia, desde Europa se les enviaba al Cáucaso donde se les perdía la pista pues, eran sistemáticamente asesinados. Primero se les torturaba para conocer cualquier información que tuvieran, pero siempre era limitada. Entonces se les llevaba a cadalsos y se les decapitaba frente a los batallones de Apolión. El monstruo enviaba videos a Azael y éste los veía con el Khan. La medida se aplicaba para cualquier extremista cristiano perteneciente a un grupo de combate armado. Y se extendió luego a los anarquistas. Se llamaba así a cualquier combatiente enemigo no cristiano.

Se destinaron satélites especialmente para recorrer las zonas menos pobladas del orbe para detectar asentamientos no autorizados, en bosques, islas, montañas o desiertos. Los países con ese tipo de geografía y cualquier país donde se pensara que podría haber estructuras ilegales, debía permitir fuerzas internacionales operacionales, que debían contar con el apoyo total del país. En los más preocupantes se establecerían bases permanentes.

Las fuerzas que se iban a destacar eran las que se preparaban a espaldas del mundo. Fue la oportunidad perfecta para destacarlas a través de las naciones. A solo algunos países se les permitió realizar su propia seguridad. Los EE.UU, China, Francia, Inglaterra, Alemania, Rusia y después de que el rey amenazara con no firmar el ingreso de tropas extranjeras, España.

Pero la medida no terminó con la rebelión. En los cinco continentes se producían enfrentamientos armados, a veces de gran envergadura. Llegaron a la conclusión que los países que presentaban altos grados de insurgencia eran los que tenían una tradición religiosa.

Al final de la conferencia se trató el tema religioso. Y fue el que más se extendió antes de presentar las nuevas leyes para que fuesen aprobadas por el parlamento de la Asociación de Naciones. Debía existir un organismo rector, que velara por el buen funcionamiento de la espiritualidad, para que jamás degenerara en extremismo. El organismo elegido y ratificado por el parlamento sin votos en contra fue la Iglesia Universal con su Pontifex al frente.

Solo se permitió que el judaísmo mantuviese la independencia, no porque el Khan y Azael pensaran en el respeto, sino porque ellos utilizaban el sancta Sanctorum  del tercer templo para sus propósitos.

El papado fue un tema especial. Se le aplicó la misma medida que a Israel, pero solo con respecto a Aviñón. Todas las posesiones fuera de la ciudad serían expropiadas por los gobiernos y entregadas en comodato a La Iglesia Universal.

Esto dio pie a venganzas tremendas y generó un éxodo hacia Aviñón. La ciudad pronto quedó atestada de gente. Casi todos fugitivos.

En lo que no hubo diferencias fue en la nueva ley de pena de muerte. Como un acto humanitario se estableció la imposibilidad mundial de que fuese aplicada sin una autorización expresa del gobierno de la Asociación de Naciones, o AN según sus siglas. Solamente los tribunales de justicia asociados a este organismo podían castigar con la pena de muerte. Estos tribunales estaban sobre las cortes supremas de todas las naciones del mundo y se arrogaban el monopolio en términos de vida o muerte. Podían decidir una pena de muerte en casos en que la ley del país la negara. Esas ejecuciones eran llevadas a cabo por personal internacional. Ninguna nación podía oponerse a la extradición de personas hacia los tribunales mundiales.

Vale decir que en la conferencia de seguridad mundial, no todos los votos valían lo mismo. Las comisiones que estudiaron y presentaron las propuestas, eran conformadas por las mismas naciones siempre, luego se presentaban a votación en las reuniones ampliadas donde los que decidían eran casi en su mayoría miembros del parlamento mundial. Pero por sobre todos ellos se imponían las ideas de Azael.

Sin embargo, los réprobos no estaban satisfechos, las palabras que marcaban su destino, eran borradas cada día, pero al amanecer siguiente reaparecían. Decidieron demoler el edificio y una explosión controlada bajó los veintidós pisos  en menos de quince segundos. Pero la providencia no estaba con ellos y a la mañana siguiente las letras aparecieron en otro edificio inmediatamente a la derecha del derribado.

-Nos iremos de Bruselas – decidió entonces el Khan.

-Aprovecharemos que comienza la gira mundial, estaremos dos meses de viaje – contestó Azael – Después buscaremos otro lugar-.

El Khan reapareció en la gira, después de ser sometido a una reconstrucción facial. La herida de la bala fue borrada y tapada por la cabellera. Nadie la notaría. Su ojo derecho parecía normal pero aunque la lesión no lo tocó, afectó  el nervio óptico y la ceguera lo acompañaría por siempre. El odio del Khan contra sus enemigos, que ya le habían herido en dos ocasiones se traduciría en represión descontrolada. No aceptaba que hubiese sido un humano quien le produjo la ceguera del ojo derecho.

Comenzó en China donde fue ovacionado por las autoridades y por el pueblo, centenas de miles de personas se reunieron en la Plaza Tiananmen para presenciar el fin de un país con dos sistemas. China ingresaba de lleno en la era capitalista. En Rusia ya estaba en éxtasis. La plaza Roja se llenó hasta el tope de aduladores. Brasil, Buenos Aires, Nueva York, Washington, Berlín, Paris y Londres, donde fuese que iba sucedía lo mismo. La prensa se refería a él como al salvador de la humanidad. La gira era política pero se le presentaba como un rockstar.

Ufano de poder y soberbia llegó a Jerusalén, donde fue recibido como un rey, se sentía un rey. Azael tenía todo preparado. Había comprado a precio de oro, un palacio blindado a dos calles de la base de la explanada de los templos. Exactamente el lugar donde salía el túnel que iba hasta el Sancta Sanctorum.

Después del protocolo de rigor prepararon todo, y a altas horas de la noche  fue instalada la Abominación Desoladora. El Baphomet de Oro y joyas estaba en el lugar más sagrado. Realizaron una ceremonia donde adoraron a su Gran Arquitecto, que vive rodeado de cien fuegos. Luego leyeron el Libro Negro.

Estaba escrito “»Contando desde el momento en que sea abolido el sacrificio perpetuo e instalada la abominación de la desolación: mil doscientos noventa días. Dichoso aquel que sepa esperar y alcance mil trescientos treinta y cinco días.»

 

 

Mucho más adelante en el libro:

 

Las palabras de Mara le regresaron en el tiempo.

-Nada, solo recordaba, y pensaba. El Rey de Europa y el Papa Santo, juntos en Aviñón-.

-Nostradamus dice que el rey será un Borbón – interrumpió Mara – Es una profecía. ¿Quieres más café?-.

-Si, gracias – Oton le pasó la taza. Mara la llenó, después bebió un largo trago y se levantó.

-¿Qué haces?-.

-Vamos a buscar al rey que dio sus joyas a la iglesia. Aprisa no hay un segundo que perder-.

Antes de media hora salían del santuario. El Papa y Macario quedaban a buen recaudo. Shemihaza y Harrael velaban por su seguridad.

El rey y la familia real estaban en Asturias. Su capacidad de acción era poca, pues el gobierno le arrinconaba cada día más. Habían aceptado que la familia real no utilizara el chip y que mantuviera los privilegios de la corona, pero era evidente que Emanuel Khan recelaba de la nobleza de la sangre que no estaba relacionada con la masonería, sobre todo por la estrecha vinculación de las dinastías reales con la iglesia. La dinastía Borbón era quizá  la que más cultivó la relación.

Siguieron casi la misma ruta que antes hicieron los testigos, pero en motos, por lo que llegaron en menos de dos días. Notaron un aumento inusitado de tropas recorriendo las calles. Estacionaron sus motos y siguieron a pie. Al no poder entrar con soldados extranjeros debido a la negativa real, enviaron largas listas de personas que debían ser detenidas. Los altos oficiales del ejército y la policía ordenaron a sus hombres proceder con los arrestos, pero la tropa dudaba.

Igualmente más de cuatro mil personas fueron arrestadas durante el día. Los tenían en un estadio de fútbol, sentados en las graderías.

Lo que vieron los titanes en Oviedo, era el comienzo de la séptima purga. Fue tan extensa que no respetó a nadie. Por primera vez se arrestó nobles, familias completas y con ellos a los que les servían. Funcionarios de la ley, como jueces y fiscales, altos mandos del ejército, incluso políticos. Por primera vez además se pidió al pueblo la cooperación, muchos cobraron venganza con los que odiaban, vecinos o compañeros de trabajo.

Los jueces de la AN ponían el visto bueno al lado de cada nombre. Ni siquiera les interrogaban. Bastaba con un informe de menos de media página en donde los fiscales le acusaban de ser rebelde. España era el único país que aún no tenía mataderos en su territorio y se les extraditaba a Francia.

En horas de la tarde, ministros del gobierno le pasaron una lista al rey. Contenía ciento cincuenta y tres mil nombres. El rey debía firmar la extradición para que fuese legal.

-¿Qué es esto? ¿Ciento cincuenta y tres mil personas? – preguntó el rey, aunque lo sabía – Es un disparate, sois unos locos-.

-Basta con una sola firma al final, Su Majestad-.

Era más de lo que el rey podía aceptar.

-No firmaré el asesinato de compatriotas  –  lanzó la lista al suelo.

Los ministros abandonaron la sala para regresar minutos más tarde.

-No hay otra opción, Majestad, debe firmar la lista – le pasó otro documento más – Debe firmar además la autorización para el ingreso de tropas internacionales a España. Esta vez tendremos que pagar el traslado de los rebeldes con el tesoro del estado-.

-Abandonad mi oficina inmediatamente – les dijo – Prefiero enfrentar el patíbulo antes de condenar a muerte a más compatriotas y menos por un tema de conciencia-.

Los ministros hicieron el además de salir, pero solo fue para abrir la puerta.

-Quedáis arrestado por sospecha de pertenecer al bando cristiano – le dijo uno de los ministros – Por orden del gobierno español y la corte mundial de justicia-.

Los soldados dudaron.

-¡Arreste al rey, mayor! – le gritó al jefe del pelotón – Trasládelo a la base militar Cabo Nodal. La misma medida se aplica a la familia real-.

Quisieron mantenerlo en secreto y sacaron al rey dentro de un vehículo blindado, pero muchos en la casa real fueron testigos. La noticia corrió por Asturias y el resto de España como la pólvora.

La llegada del rey a la base tomó por sorpresa a los militares del regimiento de infantería aerotransportada. Estaba detenido, era cierto, los papeles así lo estipulaban. Pero era el rey. Los soldados le confinaron en el mejor departamento que había en la base. Por orden de los tribunales la familia real debía quedar separada y les asignaron dependencias cercanas.

Le costó mucho conciliar el sueño, pero debía estar entero para el día siguiente. Cuando por fin lo logró fue despertado por dos sombras. De pie frente a su cama estaban dos de los seres más buscados del planeta. El rey pensó que era su fin y que le matarían en cualquier momento.

-Pensé que se oponían al gobierno mundial – les dijo resignado – Solo les pido que no maten a mi familia-.

-Majestad – le dijo Oton (UN TITAN que protagoniza la saga de las Guerras Mesiánicas). Todo lo que le han contado es falso – Ahora usted es tan paria como nosotros – le acusarán de rebelde y cristiano-.

-¿Entonces? ¿Qué es esto? ¿Cómo han burlado la guardia?-.

-Los hipnotizamos – le explicó Mara (el segundo TITAN que protagoniza la saga de las Guerras Mesiánicas). (Hoy pienso que los dos testigos de Apocalipsis pudieran ser estos dos titanes)- Pero es largo de contar y no podemos perder ni un segundo. Le asesinarán, debe rebelarse ahora mismo, y levantar al pueblo-.

-Eso sería el fin de España-.

-Sin rey, no habrá una España – le urgió Oton – Masacrarán a su pueblo, debe reaccionar de inmediato-.

-Pero no tengo poder ninguno – dijo el rey.

-¿No escucha el sonido de su pueblo?  – a lo lejos se oían cantos y gritos.

El rey había pensado que eran los detenidos pues el estadio quedaba cerca del cuartel.

-Asturias completa se ha sublevado – Mara sabía que el tiempo para reaccionar era muy corto y trataba de convencerle – Los mineros se acercan a Oviedo y Gijón,  armados con dinamita suficiente para volarlas diez veces-.

-Si no reacciona ahora será tarde. Debe creernos, el Papa está con nosotros-.

-¿El Papa vive?-.

-Si, vive-.

-¿Quiénes sois vosotros en realidad?-.

-Somos enemigos del Anticristo, al igual que usted ahora-.

-Pues bien, Dios dirá si mienten o no, pero es cierto que si no hacemos algo España estará perdida. Vosotros diréis-.

Mara abrió la puerta y ordenó a los guardias que fueran por el comandante del regimiento. El rey vio como le obedecían. Era verdad que les tenían hipnotizados.

-¿Cuántos son los que gritan? – preguntó el rey para calmar los nervios, nadie le contestó.

Muy pronto arribó el comandante acompañado por sus oficiales.

-¿Cuál es el problema?. Os hemos dado la mejor habitación – entró alegando. El rey miró a su alrededor. Oton y Mara no estaban.

Se paró frente al comandante, medía casi treinta centímetros más, lo miró hacia abajo.

-Coronel, os ordeno que me entreguéis el mando del regimiento de infantería aerotransportado Príncipe Tres, y de la base militar Cabo Nodal-.

-¿Pero, deliráis?-.

-Usted juró obedecer al rey – miró a los oficiales – Vosotros también. Si quedamos de brazos cruzados, España será asolada y el pueblo asesinado. ¡Os exijo me obedezcáis!-.

-Ya no sois el rey – le dijo el comandante.

-Si lo es – escuchó decir a un capitán al mismo tiempo que sintió el cañón de un revolver en su nuca.

-Claro que si – dijo otro.

Los oficiales hicieron pie a tierra y gritaron:  ¡Viva el rey! ¡Viva España!-.

Pidió que le entregaran su uniforme y luego salió al patio. Un grupo de conscriptos le vio vestido de soldado, con los oficiales protegiéndole, todos gritaron.

-¡Viva el rey! ¡Viva España!-.

En menos de quince minutos habían detenido a los militares que no aceptaron la revuelta, y especialmente al grupo de jueces que firmaban las condenas en una oficina del recinto. Como juzgaron serían juzgados.

-Abrid las puertas del cuartel – ordenó el rey  – y liberad a todos los detenidos. Armad al pueblo-.

Los manifestantes ingresaron en tropel y al ver al rey al mando de la situación se arrodillaron formando un gran círculo a su alrededor.

-¡Viva Cristo! ¡Viva el rey! ¡Viva España!-.

Oton sonrío en la distancia.

En menos de tres horas, todos los regimientos con asiento en Asturias juraban fidelidad a la corona. Antes del amanecer, todas las provincias del norte se sumaron. La mitad de España al mediodía. Pero Andalucía completa, se mantenía leal al presidente del gobierno.

Comenzó una carrera contra el tiempo. El rey fue declarado enemigo de la humanidad y se le denostó en todo medio de comunicación. Mientras, se anunciaba que tropas internacionales marchaban hacia el corazón de la revuelta.

Españoles de toda condición comenzaron a concentrarse en el norte. Regimientos que se movilizaban en lo que estuviese al alcance. Y con ellos camiones de pertrechos para armar al pueblo.

Durante horas de la noche del segundo día arribaron el Papa y Macario Fernández.

-Si no los traíamos hubieran venido a pie- comentó Oton.

El encuentro entre el Papa y el rey fue un momento de gran emotividad. El Papa decidió estar ahí pues en ese lugar se definiría el destino. Si el rey era derrotado todo estaría perdido, esta guerra debía ser luchada para evitar la aniquilación.

La primera misa pública  desde el comienzo de las purgas se realizó en la catedral de Oviedo, la tercera noche, a las tres de la mañana, después que retiraron todo vestigio de herejía. El Papa nombró al rey, Emperador del Sacro Imperio Germánico Romano, el mismo honor que tuvo Carlo Magno y Federico el Grande. No fue un regalo, se hizo para elevar la dignidad del rey en Europa y así lograr que fuese seguido por otras naciones.

A las cuatro de la mañana se reunieron el rey y Oton. Mara, Harrael y Shemihaza también estaban presentes, al igual que varios oficiales y civiles leales. A las siete de la mañana les llevaron desayuno. El rey lo aceptó pero pidió no ser molestado. Lo que le informaban superaba cualquier imaginación. Los Elohim no ocultaron nada. El rey se impactó cuando les vio los ojos, pero quedó atónito cuando supo quienes eran. Mientras Shemihaza le contaba la génesis de todo no voló una mosca. Todos los presentes sintieron escalofríos reiteradas veces.

Oton le relató la historia del Khan y Azael, y de cómo les habían encontrado. La mirada de varios de los invitados a esa reunión se posó en Mara. Su belleza les perturbaba. Ella les habló de los peregrinos y los testigos.

Finalmente se enfocaron en la batalla que cabalgaba hacia ellos desbocada. Era imposible defender con éxito Asturias, les atacarían por mar, aire y tierra. Decidieron dar la batalla en el País Vasco y Navarra. En las montañas, utilizando el conocimiento que los nativos tenían sobre el territorio.

-Tendrán que subir con tropas de infantería y los bombardeos no serán tan efectivos debido a la existencia de cientos de cuevas donde esconderse. Es el único lugar defendible-.

-Cuatro mil templarios marchan hacia España. Todos son fogueados en batalla, expertos a la hora de contener el avance de los blindados – les informó Oton.

Decidieron que los templarios y quince mil soldados enfrentarían a los batallones internacionales que vendrían desde Francia.  Esa batalla sería la más importante pues de lograr detenerlos, sería un golpe de efecto de importancia vital.

-Ocho mil milicianos les apoyarán, pero son mineros y no tienen formación militar – dijo un general recién llegado – Deben resistir una semana al menos para dar tiempo a que lleguen los batallones desde el sur-.

-Lamentablemente estarán solos en los Pirineos. Por el sur vendrá la fuerza principal – le corrigieron  – El presidente del gobierno ha firmado el ingreso de fuerzas internacionales y se establecerán en Sevilla. Tendremos que enfrentarlos a la altura de Madrid, cortando el país en dos. El tiempo que demore el enemigo en estar listo será la fecha del inicio de la batalla-.

Harrael les reveló la existencia de los gigantes y ofreció entrenar hombres para enfrentarlos.

-Seguramente no los usarán en esta batalla, pero si los detenemos, los utilizarán después. Sus armaduras resisten balas de alto calibre, pero hay un mineral, que existe en el norte de España que puede atravesarlas. Los templarios les enfrentan con largas lanzas.

Shemihaza aseguró que se podía utilizar el mineral en balas y bombas. Se ofreció para desarrollarlas y entrenar a los soldados para que en el momento de enfrentarlos no cedieran al terror.

Oton y Mara partieron con los templarios al frente en las montañas. El rey y Pedro el Romano se trasladaron a Bilbao. Harrael y Shemihaza fueron al sur para ayudar a preparar las defensas en el centro de España.

Las cartas ya estaban echadas y no había vuelta atrás, aunque sabían que era forzar el destino. Lucharían contra fuerzas infinitamente superiores.  La aviación a su disposición no superaba  ochenta aviones, cuarenta y cinco cazas y treinta y cinco bombarderos.

Las  estaciones de televisión y las radioemisoras recuperadas comenzaron a difundir noticias que llegaban a gran parte de Europa. Mara blindó las señales para que no pudiesen ser interferidas. El Papa se dirigió a las naciones europeas para recordarles su pasado cristiano y llamarles a la rebelión contra el Anticristo.

La prensa oficial extrajo frases y tergiversó todo. Le acusaban de mostrar por fin su cara de asesino. Presentaron testigos que juraron haber visto en Asturias como se fusilaban masas de personas diariamente, que colgaban a los hijos de los fieles al gobierno mundial.

Macario se convirtió en un locutor, su programa, transmitido por televisión y radio desnudaba los horrores del Khan y detallaba sus crímenes. Azael se convirtió en un personaje principal, al ser expuesto en su naturaleza. Otros programas se dedicaban a difundir los nombres de los desaparecidos. Se detallaba el destino de ellos.

Se llamaba a todos los cristianos del continente a venir a España y luchar por la libertad humana.

En Jerusalén el Khan se revolvía furibundo en su maldad. España entera sería pasada por las armas. Hizo que los custodios del Papa se presentaran ante él,  y los asesinó con sus propias manos. Ya conocería el mundo su furia.

 

 

Montes pirineos, País Vasco y Navarra, España

Catorce días después

 

 

La noche transcurrió en una tensa espera, y al amanecer hubo que templar los nervios, los radares anunciaban la llegada del huracán, escuadrones de bombarderos y cazas se acercaban desde Francia y Andalucía. Toda la noche habían estado ocultándose de los drones que venían a recabar información.

Horas antes habían dinamitado los caminos que surcaban las montañas. Volaron puentes y túneles para retrasar al enemigo. Al frente había cincuenta mil tropas internacionales y cuarenta mil soldados franceses en la retaguardia. Escuadrones de templarios bajo el mando de Oton se repartían en puntos específicos con la misión de destruir la mayor cantidad de tanques enemigos. Otros recorrían la parte francesa para efectuar atentados con el fin de cortar los suministros. Su objetivo eran los camiones aljibes que trasportaban el agua para las tropas. En las montañas aún había riachuelos y hielos, podrían resistir meses, no así los atacantes que venían de los valles,  los españoles desviaron todos los cauces que fluían hacia Francia. Mara comandaba parte de la infantería y Munrroy la otra.

Los españoles no se tatuaron para ir a la guerra. El signo que les distinguía era la cicatriz en la muñeca derecha, pues en los anteriores diez días, hospitales civiles y militares utilizaron sus horas extrayendo el chip. Ningún soldado podía tenerlo pues hubiera delatado su posición.

Los primeros informes de combate llegaron desde el sur. Los radares, baterías antiaéreas y lanzaderas de misiles estaban siendo atacados. Habían montado muchas de ellas en sistemas vehiculares y se desplazaban  constantemente para no ser destruidas. Los enemigos encontraban resistencia no menor mientras volaban hacia el norte. En el sur la situación era diferente pues no tenían tierra enemiga que sobrevolar.

La catedral de Oviedo fue el primer blanco en la guerra que comenzaba. Un escuadrón de bombarderos la demolió hasta los cimientos. El mensaje era muy claro, pero en vez de afectar el ánimo de los españoles, lo fortificó. Sabían que no habría perdón y no había otra posibilidad que ir a la batalla a vencer o morir.

A las ocho de la mañana comenzó el atronador bombardeo sobre los Pirineos. Los blancos volaban por los aires en mil pedazos, pero casi todos eran señuelos. Miles de espantapájaros y maniquíes fueron retirados de centros comerciales y sembradíos, les vistieron con ropas teñidas de verde y negro, y les dejaron sobre rocas  pintadas de gris, para asemejar bunkers y artillería pesada.

Los españoles esperaron, escondidos en cavernas o en quebradas. Listos para reaccionar en cualquier momento. Las bajas no fueron significativas pero si dolorosas, debieron lamentar quinientas muertes, la mayoría de ellos milicianos.

-Debemos mantener los bombardeos – le decía Azael al Khan.

Seguían en directo los pormenores de la operación. Cámaras en los cascos de muchos soldados, helicópteros, drones y satélites. El audio llegaba a través de los chips.

-Ya hemos bombardeado suficiente, que avance el ejército-.

-No, tras ellos están los Elohim, no debes menospreciarlos-.

-Los movimientos de tropas son en el sur. Los satélites no muestran tropas de importancia en los Pirineos. Los bombardeos les han hecho retroceder. Mira como vuelan las  defensas-.

-Señor, otras veces les menosprecié y me derrotaron. Van a plantar cara en los Pirineos. Los vascos vencieron a Carlo Magno con fuerzas muy inferiores, los romanos nunca les pudieron sacar de las montañas. Conocen cada piedra. En esas montañas luchará hasta el último hombre. Bombardearemos diez días y luego avanzaremos-.

-Deben ser derrotados ahora, lo contrario es regalarles tiempo para que recuperen Andalucía, van a defenderse en el sur. Los Pirineos son una distracción. Ese rey que se cree emperador… ¿Emperador?, ese, el Borbón, debe ser derrotado y decapitado por televisión, lo traeré encadenado a Jerusalén-.

-No es el rey el que me inquieta, ni el exorcista que se cree papa, es Shemihaza, ha combatido mil guerras y sabe muy bien lo que hace-.

Finalmente se impuso el Khan, y dio la orden de proceder. Es impresionante constatar que en este mundo una sola orden de un dictador, un emperador o un simple presidente en un discurso encendido, signifique la muerte de miles. Muchos de ellos ni siquiera sabían lo que hacían, pero el Khan si lo sabía.

En los pirineos se realizó un segundo bombardeo y después el enemigo comenzó a subir las montañas. Les dejaron pasar los primeros faldeos y avanzar por casi veinte kilómetros a lo largo de un frente de más de treinta.

-¿Viste? – se ufanó el Khan – Han huido. Hierofante es el fin de la rebelión-.

Nadie jamás estuvo tan equivocado. Los defensores sintieron el paso de su mínima fuerza área a solo metros de sus cabezas, casi rozando los picos de los cerros, después las montañas se estremecieron con las bombas que cortaron en dos el ejército internacional que subía reptando como serpiente. Los aviones demoraban solo minutos en ir y volver a los aeropuertos del País Vasco y Navarra, donde los habían concentrado. Sumaron aviones de todo tipo, cisternas y forestales, todo lo que volaba servía para arrojar bombas.

Era la señal que esperaban. Los templarios aparecieron desde los recodos y las rocas para destruir los tanques enemigos. Otros grupos estallaron cargas ubicadas en la subida, a lo largo de todo el frente. Los soldados españoles atacaron cerro abajo, con la ventaja de la altura, produciendo fuertes bajas en la vanguardia internacional. La batalla era confusa pues había españoles tras y delante del enemigo, en medio y por los flancos. En jerga guerrera a eso le llaman flecha roja o flecha rota. Es un momento en que los aviones no pueden actuar porque matarían amigos y enemigos.

Solo la aviación española sabía exactamente donde se encontraban sus tropas y pudieron golpear sin el temor de producir bajas entre sus propios hombres. Los de Azael no, y provocaban destrozos irreparables. Los oficiales pidieron cesar los bombardeos, pero sin superioridad aérea fueron obligados a retroceder dejando muchas tropas atrapadas en bolsones. Los españoles no les dieron tiempo y los masacraron sin contemplaciones.

En el otro lado de la frontera la situación era muy tensa. El comandante francés desobedeció la orden de avanzar.

-¡Es una locura, jamás pasarán las montañas! – le gritaba al jefe del ejército internacional  – Quiere que mande a mis hombres al matadero después que le derrotaron-.

Entonces aparecieron los calaveras, arrestaron al comandante francés y lo fusilaron delante de sus hombres. Después llamaron a los oficiales que le seguían, treinta se negaron y treinta fueron fusilados, entonces pusieron contra un muro de rocas a los cabos y los sargentos, y les iban a fusilar de la misma manera, pero un soldado francés martilló su fusil y le disparó al jefe de los calaveras, matándolo en el acto. Los que le fueron a buscar nunca llegaron pues les mataron. Balas desde un lado y balas desde el otro. Una hora más tarde se luchaba sobre suelo francés.

Los comandos templarios infiltrados en Francia comunicaron la nueva situación y esto motivó a los españoles que bajaron de los Pirineos. La fuerza internacional quedó atrapada entre dos fuegos.

La derrota del Khan fue estrepitosa y provocó una reacción en cadena.

Se contaron muchas historias sobre la Batalla de los Pirineos, que ningún soldado extranjero salió con vida, que en un momento se encontraron de frente españoles y franceses, pero se retiraron sin enfrentamientos, que había una mujer vestida de negro que parecía un ángel mortal y que mataba con espadas y rayos, que los templarios usaban una cruz roja sobre un parche blanco, que el hombre que les mandaba no parecía humano, que hasta las piedras lucharon cuando caían en avalancha contra el enemigo.

Sin embargo no se festejó la victoria, habían muerto más de siete mil soldados, entre templarios, el ejército y los milicianos. Y aunque no se pudo determinar las bajas del enemigo se hablaba de treinta o cuarenta mil. Los franceses perdieron casi un tercio de sus hombres.

El Khan contaba con grandes masas de tropas y podía darse el lujo de perder cantidades, para los españoles cada hombre era una pérdida irreparable. Pero la victoria fue lo que muchos necesitaban y comenzaron a llegar personas desde las naciones de Europa. Primero cientos y luego miles. Muchos ingresaban en las filas de los templarios.

Francia quedó en una situación límite, sus gobernantes aceptaron una purga entre la oficialidad para saciar la sed de venganza del Khan, que les culpaba directamente del desastre.

-Fusile a diez mil. Debe ser un ejemplo – le ordenó el representante del gobierno mundial al primer ministro y le advirtió que pasaría si se negaba. El francés dio la orden.

El primer oficial en acuartelarse con sus tropas fue el héroe de guerra más condecorado de Francia. Debía entregar trescientos cincuenta soldados al azar y no lo aceptó. Luego se sumaron otros batallones, finalmente se rebelaron dos tercios del ejército. El gobierno debió trasladarse a Nancy pues París se sumó a la rebelión.

Los amotinados controlaban el setenta por ciento del territorio, las bases nucleares, casi toda la fuerza aérea y algunos puertos. Contaban con el apoyo de parte importante del pueblo  pero no del poder político como sucedió en España.

-No es posible enfrentar al gobierno mundial y sobrevivir – decían como excusa.

No hubo nadie dispuesto a seguirles, ni representantes políticos, ni miembros del gobierno o la banca. Parte de la antigua nobleza y algunos alcaldes fueron a  todos lo que lograron convencer.

Preocupados por el futuro de su patria se reunieron los mandos de los amotinados y efectuaron votaciones para definir el futuro. Tras muchas horas de debate efectuaron una declaración ante la prensa.

Un viejo general vestido de gala apareció entre los periodistas y con voz quebrada por la emoción, dijo.

-En esta grave hora y después de verificar que el gobierno no protegerá al pueblo, hemos decidido jurar fidelidad al emperador de Europa – después gritó – ¡Francia  tiene emperador y Papa en España!-.

-¡Francia con el Borbón y el Papa en el sur! – gritaron los oficiales que le secundaban.

-¡Francia, el Emperador de Europa y Pedro el Romano, en España! – gritaron los soldados en sus cuarteles.

Al igual que en España se produjo un éxodo cruzado, millones iban a las tierras libres, pero más eran los que iban a buscar protección donde el mismo demonio.

En la España libre, la gente se agolpaba en torno a cualquier medio de comunicación para oír  una y otra vez los gritos de los franceses. Salían después gritando la frase por las calles.

La decisión de los soldados de Francia fue vital para el futuro del hombre. En América los templarios sumaban fuerzas de manera exponencial y su presencia se notaba en todas las ciudades, las del sur, las del centro y las del norte. La cruz roja comenzó a ser pintada en los muros de los barrios.

Estallaron batallas callejeras con palos y hondas, pero pronto se convirtieron en enfrentamientos armados, en pleno centro de las capitales. Los adeptos al nuevo orden eran más. Parecía que la llaga en sus muñecas no solo supuraba pus, sino que afectaba su razón.

Hubo otro suceso extraordinario, pero pasó inadvertido para todos pues se produjo en lo profundo del desierto árabe.

Era de noche cuando los viajeros bajaron de sus camellos y los dejaron amarrados en el aguadero del diminuto oasis, uno de los pocos donde el agua no había cesado de fluir.

Jusuf salió a recibirles.

-Salam Aleicum – le saludaron los recién llegados.

-Shalóm – les contestó Jusuf.

El jeque Mohamed al Jalifa descendía del profeta  y su formación había sido muy estricta, pero la vida le enseñó que no había diferencia entre los hombres, y tampoco entre hombre y mujer.

-Jeque – le dijo Jusuf – Le presento a Mariam Schwartz. Líder de la resistencia israelita.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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